El 23 de octubre de 2019 he regresado luego de 2 años a navegar el río Napo, antes pasé 4 años cerca de sus aguas (2012-2016), vi como por sus aguas pasaban todos lo colores desde el "negro oil" hasta el "rojo sangre", el "púrpura duelo", el "amarillo alegría", pero el río no ha dejado de ser el Napo, es imponente, pasivo, en estas décadas los más frecuentes navegantes son los intereses petroleros, que han llegado a des-bordarlo, hasta el hartazgo. Su otros navegantes siguen siendo sus mejores amigos, principalmente los naporunas -amigos que a veces olvidan la amistad y se juntan a los primeros- ellos en sus aguas veo que encuentran el letargo, la tranquilidad, el olvido de lo cotidiano. Los ojos que miraban hace dos años no son los mismos de ahora, pero sí el corazón.